Me parece a mí? O no usamos ya tanto el almanaque.
Me parece a mí? O no usamos ya tanto el almanaque.
Pensando en saludarlos me doy cuenta que en otras épocas (hace poquitos años, ayer nomás) estaríamos próximos a arrancar la última hoja del almanaque. Papel ilustración que llevaba abrochado debajo doce hojitas con hasta 31 escaques en los que jugábamos, siempre secuencialmente, el juego de la vida.
Ahora, los que usamos tienen el tamaño de un imancito que suele ir pegado a la heladera y cumplen, principalmente, una función práctica: sostener las boletas que no debemos olvidar pagar en termino. Antes adornaban con su lámina una pared de la cocina, o sea, tenían también una función estética.
El celular y la pc cambian, ahora, automáticamente el calendario. No hay nada que uno deba hacer. Menos mal, porque si no, no sé si tendría tiempo para hacerlo hasta bien avanzado febrero o quizás en marzo cuando por alguna razón me diera cuenta de que la hojita que dice DICIEMBRE 2009 ha empezado a levantar su ángulo inferior derecho (o el izquierdo, cuestión del azar) como efecto del tiempo que lo reseca de puro olvido nomás. Eso, efecto del tiempo que pasa sobre su olvidada trama.
Quizás deberemos resistirnos ante la desidia y la dispersión.
Se me ocurre proponer una estrategia: ponerle fuego al juego.
Ojala los trabajos de la memoria y del olvido, que siempre andan laborando en convivencia, mantengan húmedos y vitales nuestros afectos, los amores, los sentires, los deseos. Digamos, todo lo que nos enciende y nos hace más hermosos.
Ojala aprendamos a olvidar con levedad aquello que nos genera pasiones que no hacen bien.
Que podamos rendir homenaje a la memoria que pelea contra la desestimación de lo que pasó pero que se sabe tributaria del olvido.
Esta es mi manera de desear que seamos felices. Un abrazo afectuoso, Juan E. Díaz